7 - RAZONES PARA EMIGRAR

 

 

Observando el desarrollo del apellido desde sus orígenes en Cantabria hasta su aparición en el País Vasco y posterior llegada a América, se pueden apreciar dos etapas bien diferenciadas de emigración propiamente dicha, al margen de los pequeños movimientos migratorios locales que también se desarrollaron en los casi trescientos cincuenta años documentados del apellido.

 

La primera etapa se desarrolla en España y abarca desde el nacimiento del apellido en el lugar de Hoyos perteneciente a la Provincia de Cantabria hasta cruzar la Cordillera Cantábrica y asentarse en Gueñes a la sombra de los montes del Triano en las Encartaciones de Bizkaia, pertenecientes al vecino País Vasco,

 

Sería muy difícil imaginar hoy en día las razones que llevaron a aquellas personas a cruzar la Cordillera Cantábrica, recorrer una distancia relativamente corta de 175 Km. y asentarse en el País Vasco, hecho este sucedido a mediados del Siglo XVI de acuerdo a los primeros registros documentados.

 

Desde aquí se originaron varias ramas que se difundieron a los cercanos pueblos vecinos, pero la Rama Principal del apellido que se inicia en 1650 no se desplazó demasiado geográficamente hablando ya que durante casi cien años permaneció en Gueñes, desde allí recorrió 16 Km. hacia Somorrostro donde permaneció unos cincuenta años y luego otros 8 Km. hacia Santurce, acercándose a Bilbao y su importante puerto donde también permaneció otros cincuenta años antes de llegar a la Argentina en 1865.

 

Quiere decir que en Bizkaia el apellido solo recorrió 24 Km. en algo mas de doscientos años, donde las razones de estas pequeñas migraciones internas seguramente hay que buscarlas en cuestiones vinculadas a la explotación minera y actividades afines de la época en esa región.

 

En efecto, la minería de hierro ha caracterizado al País Vasco desde tiempos remotos y ya desde principios de Siglo XIV se originó un importante crecimiento demográfico y económico debido a esta actividad que duraría hasta finales del Siglo XVI, si bien durante el Siglo XVIII la región experimentó un nuevo auge económico gracias al desarrollo de la Siderurgia que culminó con la instalación de los primeros altos hornos a mediados del Siglo XIX.

 

Luego de esto, la segunda etapa abarca la llegada del apellido a tierras americanas, habiéndose documentado que al menos siete emigrantes pertenecientes a cuatro líneas con parentesco comprobado se radicaron en Argentina a partir de 1865 y hasta 1910, originando la expansión actual del apellido en este país.

 

Si bien nunca llegaremos a conocer las precisas razones de estas migraciones, al menos se puede especular sobre algunas particularidades que se dieron en esa época y seguramente de una forma u otra influenciaron en la toma de tal decisión.

 

La cuestión quizás más relevante fue la situación política en el País Vasco, la que detona con el fallecimiento del Rey Borbón don Fernando VII ocurrido en 1833 cuya sucesión provocó la Primera Guerra Carlista (1833 – 1839) entre los seguidores de su hija Isabel II que apoyaban sus derechos dinásticos, los cuales fueron conocidos como liberales ó realistas y defensores del cambio social, frente a Carlos, hermano del Monarca, cuyos seguidores se sublevaron y fueron conocidos como carlistas o absolutistas, defensores de las tradiciones y el antiguo régimen monárquico.

 

Posteriormente habría otras dos guerras carlistas por razones similares, la Segunda entre 1846-1849 y la Tercera entre 1872-1876.

 

En este primer conflicto casi todos los vascos decididamente tomaron partido con los carlistas que finalmente fueron derrotados, lo que trajo como consecuencia de ello la limitación en los fueros de los habitantes del País Vasco, que eran derechos o privilegios adquiridos por la población de estos territorios durante la Edad Media, por ejemplo no cumplir el servicio militar cuando no había guerra, reconocer la autoridad de los señoríos o provincias, etc.

 

Finalizada la contienda, el miedo a la guerra y los abusos cometidos por ambas partes mas el haberse identificado con el bando perdedor, generó en los jóvenes vascos un sentimiento de desencanto que favoreció la posterior emigración.

 

Durante las Guerras Carlistas el servicio militar era obligatorio y duraba siete años (de 18 a 25 años) con un mínimo de tres años, razón por la cual los jóvenes preferían emigrar antes que servir en el ejército.

 

Además se debía conseguir una Licencia de Emigración la cual no era fácil de lograr ya que se necesitaba el consentimiento familiar, el de la autoridad local, el pasaje adquirido y debían realizar un importante depósito en efectivo salvo que fueran menores de quince años.

 

Con estas dificultades la emigración era en gran parte clandestina razón por la cual los jóvenes vascos partían desde Bayona, la capital del País Vasco Francés y desde Burdeos en Francia, los tradicionales puertos de salida hacia América del Sur.

 

Desde 1940 al tiempo que aumentaba la falta de trabajo se produjo un aumento de población vasca en Bizkaia superior a la media nacional, a lo que debía sumarse el rechazo y la mala adaptación al proceso de industrialización y el trabajo en fábrica, por cuanto ellos estaban acostumbrados a trabajar la tierra en forma algo más primitiva.

 

Además continuaba vigente el “mayorazgo”, una forma particular de evitar la división de propiedades por la cual el usufructo de títulos, bienes y propiedades eran heredados por los hijos mayores (primogénitos), en tanto los hermanos menores debían afrontar ellos mismos su porvenir, optando algunas veces por hacerlo fuera de la familia.

 

Argentina por su parte se encontraba en el Siglo XIX como uno de los países menos poblados de América del Sur, con gran falta de mano de obra, por cuya razón el gobierno de la segunda mitad de ese siglo desarrolló una fuerte política de inmigración buscando así modernizar al país.

 

Desde 1853 la Constitución daba al extranjero los mismos derechos que al argentino, salvo votar y ser elegido, pero también atraían la libertad de cultos, la exención del servicio militar y la estabilidad jurídica y política, por lo que la inmigración comenzó a crecer en forma notable.

 

Incluso para apoyar esta acción había agentes de inmigración recorriendo diversos países de Europa publicitando tal facilidad y hasta suministraban los costosos pasajes para el traslado.

 

Aquí los vascos que llegaron, en su mayoría con edades entre los 12 y los 30 años, realizaban trabajos rurales, recogida de lana, saladeros de carne y algunos llegaron a convertirse en pequeños y medianos comerciantes.

 

Por todo esto América aparecía como un continente nuevo, lleno de esperanza para quienes llevaban una vida dura y tenían escasas posibilidades de mejorar en su país de origen.

 

Seguramente dentro de lo expuesto y en las razones familiares ó personales de cada individuo hay que buscar el motivo de la llegada del apellido proveniente del País Vasco hasta asentarse y desarrollarse en Argentina.

 

Los primeros que dejaron España fueron don Joaquín Martín de los Hoyos, el menor de tres varones, que justamente llegó a la Argentina acompañado de su hermana Victoria de los Hoyos, la más pequeña sobre siete hijos, quienes hacia 1865 y provenientes de Santurce en Bizkaia, se asentaron en Saladillo en la zona central de la Provincia de Buenos Aires y allí tuvieron descendencia.

 

Más adelante y hacia 1905 arribaron Dionisio, Juan y Josefa Cecilia de los Hoyos, los mayores de su línea, todos nacidos en Galdames, Bizkaia y mientras los varones se radican en la Provincia de Santa Fe doña Josefa se quedó en la Capital Federal, donde tendrían descendencia.

 

El 12 de Agosto de 1905 llegó Hilario de los Hoyos, que había nacido en Baracaldo, también perteneciente a Bizkaia y se embarcó en el puerto de Burdeos, radicándose aquí en el centro de la Provincia de Buenos Aires en la localidad de Rojas donde tuvo descendencia.

 

El último en arribar a la Argentina lo hizo hacia 1910 y fue don Carmelo de los Hoyos proveniente de Zalla en Bizkaia, quien se radicó en Los Toldos, al norte de la Provincia de Buenos Aires y allí tuvo descendencia.

 

En cuanto al resto de América, al menos lo que está documentado, a principios del Siglo XX llegó a Cuba don Agustín Martín de los Hoyos proveniente de España, sin parentesco comprobado con los anteriores, cuya descendencia continuó en la isla y una rama pasó luego a Estados Unidos donde actualmente sigue presente.

 

Finalmente corresponde aclarar que a la fecha no se ha podido comprobar el origen de las actuales líneas del apellido tanto en Chile como en el Uruguay, no obstante lo cual se continúa investigando.

 

En definitiva fueron estos los que se animaron a dejar su tierra por un nuevo destino, fueron quienes vinieron con sus sueños y sus esperanzas buscando un mejor porvenir y quienes acaso llegaron guiados por los versos que más tarde escribiría el poeta :

 

 

 “... Los brazos viajaron, el corazón quedó, pero una estrella nos llama del Sur.

  Y un barco de esperanzas cruza el mar. América, la tierra del sueño azul ...”

 ( Roberto Cossa )

 

 

 

 

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